PETER GOODFELLOW (THE ILLUSTRATED MAN)

martes, 2 de noviembre de 2010

IX. LA RISA.

No hay nada tan saludable en este mundo como la risa, reírse limpia la mente de problemas y de malas emociones. El tiempo que nos ha tocado vivir está tan lleno de problemas artificiales que por su causa se nos ha olvidado reír. Si algo nos llama la atención es oír la risa de una persona adulta. Incluso los niños ríen menos ahora que antes. Los locales públicos están llenos de gentes, pero en ellos nadie ríe, en los cines nadie ríe, quizá porque ya no se hacen películas de risa, en su lugar son todas de violencia. En el teatro, la comedia ha desaparecido por completo, su lugar ha sido sustituido por una cosa muy rara que llaman teatro moderno. 

La ironía ha desaparecido de nuestro lenguaje, hablamos con seriedad de todo y a todas horas seriamente hablamos. Ni una sola gracia sale en nuestras palabras. En las peluquerías de señoras, por lo que se me cuenta, se está serio, en las barberías de caballeros, lugar que siempre fue de la más desenfadada y simpática tertulia, ya nadie habla y mucho menos se ríe.

¡Alarma!, estamos en peligro, un terrible enemigo nos ataca, a su paso nada perdona, es de rostro fiero y su mirada implacable. El enemigo tan seguro está de sí mismo que se pasea por todas partes sin recato alguno, desplegando su bandera que es de color raro brillante y escrito en ella estas letras: "Soy la seriedad".

La apariencia de la seriedad, es muy seria, pero esa apariencia es sólo en apariencia. Detrás de esa apariencia la seriedad es totalmente ridícula, tan ridícula es, que hay que ser serio para no reírse.

Una persona seria es algo así, como ver a una persona en el mes de agosto en el playa con chaqueta y corbata.

Hay personas que no pueden ni saben reír, hay otras que cuando ríen enseñan los dientes, como anunciando pasta dentífrica, la clínica de algún dentista, o queriendo darnos a entender que le somos apetecibles.

Hay otros que al reír no abren la boca, ni enseñan nada de nada, no es por educación, ni abren la boca para no mostrar algún diente cariado, los que no enseñan nada de nada, es que nada tienen que enseñar aunque mucho hayan estudiado.

En fin, la risa es tan buena, que hasta tiene propiedades diuréticas, acaso no decimos, “me meo de risa”, “nos meábamos de risa”. Y ha habido alguno que dicho y hecho. Incluso tiene propiedades alimenticias y de valor gastronómico, no se dice a veces “comer no comíamos, pero reír reíamos”.

La risa puede ser letal, no decimos también, “me muero de risa”, “nos moríamos de risa”, y hubo quien se murió de verdad, es el caso de Pedro Arentino, autor satírico y de cuentos eróticos del siglo XVI. Un día su hermana le estaba contando un cuento que por lo escabroso no lo puedo escribir en este libro tan serio, le dió tanta risa que se cayó hacia atrás con la silla y se desnucó.

La risa, además de servir para reír, que no todas las cosas sirven, es capaz de hacer reír por sí sola. ¿Quién no se ha reído viendo u oyendo reír?. Pero donde la risa alcanza su grado más alto de perfección rizando el rizo, es cuando hace llorar, porque la risa hace llorar, llorar cayendo lágrimas a mares, a mares pequeñitos, minúsculos, porque su agua es salada como la del mar. Con la diferencia que las aguas del mar tienen merluzas y la de la risa no. Yo no me imagino riendo y llorando un minúsculo mar con uno o dos rodaballos descendiéndome por las mejillas.

La risa sirve incluso para ganar dinero, ¿ganar dinero riendo? imposible, me dirán. Riendo no, pero sí haciendo reír, que viene a ser igual, porque el que lo hace, se ríe del dinero que le gana a los que están riendo.

La risa es la explosión más natural que tiene el hombre, y en algunos es tan natural y tan explosiva que más de una vez nos han duchado. También sirve la risa para dejar sordo, para retar y ofender, acaso no se dice “me río de ti” y responden ofendidos ¿Qué te ríes de mí?, o bien, ¿te estás riendo de mi? o esto otro ¡de mí no se ríe nadie!. Con esta última frase, el que lo dice es evidente que no gana dinero con la risa.

En fin, nada hay tan beneficioso para el cuerpo y para el espíritu como la risa y tan es así que hay enfermedades que se curan a carcajadas, entre ellas se encuentran el mal humor, el enfado, dolor de cabeza, dolor de muelas, el hambre, mal de amores y muchas otras de carácter grave y gravísimas. Para estas últimas hacen falta carcajadisimas.

Dejando ya, la seriedad a un lado, recomiendo reír siempre que se pueda, reírse de todo, empezando por uno mismo, sobre todo reírse de uno mismo, porque si se ríe de otro, si es un profesional le quita el dinero y si no lo es le da un estacazo.

Ría usted, ría usted mucho y sea feliz y no crea a quienes digan "que la felicidad no es cosa de risa", yo no me hago a la idea de ser feliz sin reírme. Ría usted y sea feliz, que la felicidad es cosa de risa, de mucha risa.

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